domingo, 21 de octubre de 2007

Obra homónima. Urania y las víctimas del chivo

21 países y 5 dependencias de América en las que se habla español, portugués y francés. Su gentilicio es latinoamericano. Estos países comparten algunas similitudes culturales debido a su larga historia en común por haber sido territorios coloniales de España y Portugal.

Esta es la primera definición de Latinoamérica que aparece en google. La fuente: Wikipedia. Se define así, en 3 líneas, el complejo universo donde nos tocó nacer.

¿Cómo definir Latinoamérica?
Para mí es un Macondo donde Pedro Páramo no murió… Se sienta a tomar en el té en la puerta de su casa y ve llegar a los gitanos. Y recuerda, mientras tanto, a Clara clarividente, la adivina del futuro y la lluvia torrencial que los empapó aquella noche de amor en Las tres Marías.

Nuestro continente es todo eso y mucho más. Un espacio encantado, de cuento real y cuento maravilloso. Un mundo de ensueño. Una paradoja, donde la pobreza se conjuga con la imaginación…

Por desgracia, también es un lugar donde los paisajes mágicos conviven con la más absurda violencia. Y la violencia se manifiesta no sólo en grupos armados. También ha ido de la mano de hombres que usurparon el poder en el transcurso de su historia. Los hay de todas las clases… Militares, civiles, carismáticos, nefastos, unos más crueles que otros. Todos, sin embargo, han violado sistemáticamente y durante años, nuestros más esenciales derechos. Algunos ejemplos: Hugo Banzer, en Bolivia. Videla, en Argentina. Pinochet, en Chile. Fidel Castro, en Cuba.

Mario Vargas Llosa, el más universal de nuestros narradores escribió La Fiesta del Chivo. Una novela que trata los álgidos años de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana. Una novela histórica, de pulcro y refinado lenguaje. Un texto amplio, lleno de intricados detalles.

La obra, que rebasó la documentación histórica y se convirtió en universal, llega a Lima transformada en teatro… Las descripciones y el intenso drama de Vargas Llosa se reinterpretan a la manera del director colombiano Jorge Ali Triana.

En el Perú no se habla de política real, de política como ejercicio de poder… Obras como la fiesta del chivo, sin embargo, develan la realidad de otra manera. Son una miradas de reflexión insertadas en un universo de pasión.

La fiesta del chivo ha sido montada en Nueva York, Santo Domingo y Bogotá. Distintos públicos y distintas reacciones… En Lima, al verla, es imposible no recordar a Fujimori. No hacer analogías con Montesinos. No revivir los aciagos años noventa.

En un doble discurso; la violencia estatal, la de Trujillo se confunde con la violencia más personal, la vejación contra Urania. Este discurso de Vargas Llosa es acaso el paradigma de la política y la cultura latinoamericana.

Somos Urania, la pequeña violada. Somos Urania, la mujer que vuelve a pedir cuentas. Somos también el padre sumiso, que complaciente baja la cabeza ante el poder…
NO HAY DICTADURA SIN ABYECCIÓN.
Pero somos también Trujillo, el que explota, el que abusa, el que viola. Somos ese continente de ensueño llamado Latinoamérica, lleno de paradojas y belleza. Un cuento maravilloso, pero sobre todo un cuento real, un cuento muchas veces sangriento.

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