Hoy, sentada en un Starbucks de San Isidro, tomando un infusión helada de Brambleberry (caffeine free). Después de haber comprado 3 regalos de navidad en Falabella, zapatos altos color turquesa en Ripley. Haberme hecho pedicura con baño de parafina, aroma de menta-manzana, y encontrar el perfecto sostén negro talla 36-b. Me pregunté, por millonésima vez si yo era realmente feliz.
Sigo hace rato a un niño que trabaja al otro lado del vidrio. Sonríe cuando le dan un par monedas por limpiar la luna de un carro que ha parado en el semáforo... Un trago más de mi impronunciable brebaje para terminar de convencer a mi paladar que no fue la mejor elección. Sin embargo, de acuerdo a las nutricion facts su alto contenido de marionberry puede ayudarme a solucionar cualquier apretado asunto este fin de año...
La verdad, esa es mi interpretación, es más algo así como:
"Relájese del quehacer cotidiano, las preocupaciones y el stress. Tome Brambleberry"
-¿Soy feliz?
Vuelvo a preguntarme, ahora en voz alta.
Como me gusta complicarme la vida con preguntas tan necias. Que complicada soy siempre.
-Compro (todo el tiempo) en Falabella... Y en cualquier sitio
Me respondo.
Pero eso no es ser feliz, hasta yo me doy cuenta.
Entonces se me ocurre recordar momentos en los que sé fui feliz...
Fui feliz una tarde caliente de diciembre de 1998 en la universidad Católica.
Era la semana de Arte o algo así. Había un concierto dentro de un salón de clases. Un niño de la misma facultad, medio stone, empieza a cantar la historia de un chullo que perdió en una combi. Todos, al unísono, se ponen a poguear.
Entonces Javier, mi enamorado, arremete contra 3 tipos grandotes. Luego me mira inocente y sonrie.
Fui feliz esa tarde y ese día completo.
Vinimos a mi casa, a la noche, e hicimos el amor a escondidas en la zotea abandonada, calladitos, con miedo a que alguien nos descubra. Más tarde en el paradero, antes que se vaya, y como decía la canción de La Pura Purita: Esperamos la 78, la ruta y la prosperidad (en la esquina feliz).
A pesar que estuvimos 8 años juntos, no llegó nunca a lado de Javier. La prosperidad digo, ni la 78 (porque por mi casa sólo pasaba la 31). A Javier seguro le llegará con su nueva novia o con otra del futuro incierto. Igual fui feliz con él muchas veces. Muchos días, muchas horas, muchos minutos y segundos...
Lo quiero aún al negro, lo quiero mucho, aunque no lo vea hace más de dos años.
martes, 18 de diciembre de 2007
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