Oscar, el papá, ha tomado la alcuza del centro de la mesa y condimenta sin mucho cuidado una colorida mezcla de vegetales. Primero el aceite de oliva, luego la sal, la pimienta y unas gotas de limón.
Cecilia, la mamá, saca del horno un gran pescado repleto de olores chinos. Lo deja sobre la tabla de picar y busca en la alacena izquierda 5 platos (de los grandes con borde dorado). Busca 5 vasos también.
Ursula, la segunda hermana, juega con Adolfus, el gato beige. Que se ha mojado en el jardín correteando a una gata negra.
Adolfus huele mal.
¿Han olido ustedes a un gato mojado?
Carolina, la más pequeña de las hermanas, ha terminado de ver (por décima cuarta vez) la película francesa. Ésa de la niña de las arvejas.
-todo eso pasa en la voluptuosa cocina que respira al lado de la sala de sillones rojos-
La sala no respira.
La sala de la casa tiene 3 sillones rojos, una mesa de centro, muros de ladrillos sin pintar y fotos blancoynegro que tomó (un día) la hija mayor. Hay también un libro de tapa dura y letras tornasoladas sobre la pequeña mesa rectangular. El libro "celebra" al amor.
Yo no he vuelto a mirar el libro.
Echada en el más largo de todos dejo pensar 3 minutos (3 meses, 3 años) en el libro y siento más fuerte el olor a lenguado que llega desde la cocina. Y veo pasar, como en un sueño/por el espejo ovalado, los pasos lentos de Charlie en New York.
Charlie tiene sueño todavía.
lunes, 11 de agosto de 2008
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Aromas de vida familiar ...
ResponderEliminarme agrada el lenguado ...
en espacial cuando
es
lo
gris
contra
lo
gris
saludos
Irisil, el tiempo se vuelve my ingrato y al final nunca puedo verte, verlos.
ResponderEliminarTehe agregado a mi lista de blogs en mi blog porque soy una de tus fans, je.
un beso.
Claro, con un edredón de Garfield y me caí al piso, Natalia se quedó a cuidarme. Ese fue el día del inicio de todo, ya casi 6 años de eso.
ResponderEliminarquisiera quemar todo
ResponderEliminarquería quemar todo una vez. Me quemé el brazo con cigarro, en vez. No dolió tanto, pero dolió igual.
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