a mi mejor amiga.
La primera vez que fui al Sargento de Barranco tenía 15 años y empezaba el último grado de secundaria. Fue una noche de viernes que escapé de la rutina escolar con mi amiga Vanessa. Algún chico hermoso, de esos que solo existen cuando tienes 15, nos invitó a ir. Nosotras, chicas buenas y hermosas también, no quisimos decir no.
Eran en Barranco los días de gorilas amarillos (cada jueves, creo) y tardes familiares con pollos al carbón.
Nos sentamos, Vanessa y yo, debajo de la baranda roja de metal o no sé donde exactamente (mi recuerdo preciso se mezcla con tantas otras noches que vinieron luego). Al rato empezó el concierto y la gente llenó el patio. Y esa gente extraña, que se hiciera tan común con el tiempo para mí, inició de a pocos un desafinado rito adolescente...
El grupo estelar llegó tras un mar de precoces bandas limeñas. Fue la Liga del Sueño con Pelo a la cabeza. Y Pelo Madueño repitió el estribillo sin parar, y todos lo repetimos sin parar:
"el amor, la peor de las guerras"
***
Mi mamá nos recogió en la Datsun amarilla, con Ursula y Carolina a cuestas, una en punto. Adentro todas, se burló relajada: Que bulla esta la que vienen a escuchar...
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